viernes, 24 de junio de 2016

"VIS A VIS": el viaje de Macarena

La serie de Antena 3 se despidió este pasado miércoles de sus espectadores con un episodio que ha hecho correr ríos de tinta y que si bien ha funcionado como final de serie, el hecho de haber sido rodado sin la certeza de una continuidad en una tercera temporada o no, ha hecho que se quede algo por debajo de lo que los espectadores esperábamos como broche final de la obra maestra que ha sido esta producción de Globomedia.


A partir de aquí, spoilers. Continúa leyendo si ya has visto el final.

Si algo ha tenido de acertado este episodio final es haber centrado las tramas en sus dos principales protagonistas, Macarena y Zulema. Las mismas dos que iniciaron nuestro recorrido por la cárcel de Cruz del Sur el año pasado. Una recién llegada mohína y tímida que poco a poco se ha ido convirtiendo en aquello que más temía cuando entró en prisión a un lado del ring. Al otro, una Zulema que a pesar de ser la jefa del tinglao (“The Boss of it All” que diría Lars von Trier) no ha sabido mantener su posición ni su estatus de “la más temida”. Zulema lo tenía todo atado para irse de rositas a cambio de desvelar el paradero de la niña secuestrada pero no contó con una Macarena curtida ya en esto del cara a cara con la muerte que estaba dispuesta a quitársela de en medio con tal de ser ella la que consiguiese la tan ansiada libertad. Finalmente la rubia, a base de centímetros cúbicos de aire en una jeringuilla consiguió la información y acompañó a Castillo en el rescate de la cría. 

Con lo que no contaba Macarena es con ese ápice de bondad y de humanidad que descubrió que aún llevaba dentro de sí misma y que volvió a brotar gracias a esa niña moribunda. Su plan de huida, que contaba con el beneplácito del propio Castillo no llegó muy lejos ya que a mitad de camino decidió hacer balance de la vida que le esperaría por delante y tomó quizás la decisión más importante de su vida: volver atrás y enfrentarse a la vida que le ha tocado vivir. 

Pero no sólo de Zulema y Maca bebió este último episodio. La boda de Sole, a la que por fin en la vida parecían irle bien las cosas, y la relación entre el perturbado Doctor Sandoval y la directora Miranda también tuvieron su presencia en el capítulo. La primera dio el “sí, quiero”, sin contar conque la vengativa Anabel estaba tramando ya su plan de venganza. ¿Su primer cartucho? Contratar a un matón para acabar con la vida del recién estrenado marido de Sole. Un primer paso para recuperar el mando de la prisión. Miranda, por su parte, acepta ingenua formar parte de los juegos del doctor Sandoval quien a sus espaldas trama un plan con el que hacerse con la dirección de la cárcel. Por el camino nos encontramos a Saray, que descubre que está embarazada. Lo que desconoce es que no de su marido, también gitano, sino del depredador de Sandoval que abusó de ella mientras estaba drogada en aislamiento. Y también Rizos, que tras aprobar el examen que le otorga el graduado escolar, recibe el ¿tan ansiado? tercer grado. 


No podemos negar que este ha sido un gran episodio. Ha tenido momentos de máxima violencia y tensión. No han faltado las notas cómicas de personajes como Saray o Antonia. Tampoco los retazos más oníricos o poéticos que tan bien han funcionado en episodios anteriores. Incluso esa sensación de mal rollo presente en cada esquina, en cada celda, en cada metro cuadrado del patio se dejaba ver en cada escena. Pero es inevitable que nos haya sabido a poco. El hecho de que el episodio haya sido rodado sin saber si iba a tener continuidad o no nos ha privado de algo mucho más extremo, más contundente, más en la línea de lo que nos habían ofrecido anteriormente y que en este último episodio debería haberse llevado al extremo. Nos hemos quedado sin ese broche de oro que la serie ( y sus espectadores) se merecía.

Por mucho que se utilice la excusa de que quizás el público español no estaba preparado para una serie de esta temática, o que “Vis a Vis” estaba preparada para el recorrido que ha vivido sin ser alargada innecesariamente, lo cierto es que nos quedamos con ganas de más. ¿Por qué? Pues sencillamente porque estoy seguro de que la historia de Macarena y compañía tenía mucho más recorrido. Los personajes estaban lejos de agotar sus recursos y registros, y los guionistas, de la misma manera que nos han hecho vibrar con una segunda temporada más incluso que con la primera, habrían conseguido darles una tercera temporada igual de digna que lo ofrecido anteriormente. Aunque sólo fuese para cerrar de manera firme todas las tramas que se nos han quedado algo colgando.


Con esto no quiero restar ni un ápice del valor a lo que “Vis a Vis” nos ha regalado a lo largo de estos 24 episodios. Nada más lejos de mi intención. “Vis a Vis” nos ha hecho sentirnos enormemente orgullosos de la ficción española. Un peldaño por encima en lo que se refiere a  producción, diseño, fotografía y sobre todo temática. Unos guiones que no daban tregua en ningún momento dejándonos sin aliento cada vez que parpadeábamos. Un grupo de actrices (quizás el mejor reparto que hayamos visto en la televisión española) que han hecho que se nos erizase la piel con cada palabra, cada amenaza o cada lágrima. Una serie que llegó a nuestras vidas con el lastre de ser la copia española de “Orange is the new black” y que se fue con el título de una de las mejores series de la historia de la televisión en nuestro país.

Simplemente, #GraciasVisAVis

No hay comentarios:

Publicar un comentario