lunes, 21 de octubre de 2019

RANKING: las series juveniles de mi vida

Movistar + estrenó hace un par de semanas la cuarta temporada de “Riverdale”, una de las series de adolescentes más destacadas de la actualidad que, en su regreso, ha hecho un emotivo homenaje a la figura del fallecido Luke Perry, el eterno Dylan de “Sensación de Vivir” que interpretaba aquí al padre del protagonista Archie. Un tributo que incluyó a la mismísima Shannen Doherty, la que fuera eterna compañera sentimental de Dylan en la mítica serie de los 90. Por eso, he decidido aprovechar este homenaje que navega entre dos generaciones de adolescentes, para repasar esas series de temática juvenil que, a través del tiempo, más han marcado mi vida. No son las únicas, pero sí las que más recuerdo.


10. “Dawson Crece”. “Dawson Crece” es la serie adolescente lacrimógena por excelencia. Recuerdo verla cuando yo era aún un crío y pensar: “jo, menuda movida se me viene encima dentro de unos años”. Dawson y el resto de adolescentes protagonistas vivían con exacerbada intensidad el proceso de madurez y los primeros estragos de una edad adulta que se antojaba excesivamente dura. Además, la serie tiene el mérito de haber emitido el primer beso entre dos hombres de la historia de la televisión en abierto en Estados Unidos.


9. “Skins”. Probablemente, “Skins” sea la mejor serie juvenil del Reino Unido, y una de las mejores a nivel mundial. El porqué, pues su particular visión del día a día de un grupo de adolescentes de Bristol, al suroeste de Inglaterra. Unos protagonistas con un presente complicado y un futuro aún menos prometedor. “Skins” retrató de una manera magistral a lo largo de sus tres generaciones (a razón de dos temporadas cada generación) temas tan poco tratados hasta entonces como la homosexualidad, las familias disfuncionales o las enfermedades mentales en un relato que sigue muy vigente hoy en día.

8. “Física o Química”. Francamente, cuando me enganché a “Física o Química” ya hacía unos cuantos años que yo había abandonado la adolescencia, pero eso no quitó que me enganchase cada semana frente al televisor a la que quizá sea la última serie juvenil española que se convirtió en un fenómeno en su emisión tradicional. Ahora los jóvenes ya no saben lo que es sentarse cada semana en el sofá para ver un nuevo capítulo de su serie favorita y tener que esperar otros siete días más para ver evolucionar las tramas. “Física o Quimica” nunca fue una buena serie, pero sinceramente, eso era lo de menos.


7. “Blossom”. “Que nos traerá el futuro, quién puede adivinar, si escuchas lo que digo no te deprimirás”. La cabecera de “Blossom” fue siempre mi momento favorito de la serie. La protagonista, una peculiar, inquieta y hortera pizpireta adolescente que vive con su padre, músico, y sus dos hermanos, y que estaba interpretada por Mayim Bialik, la Amy Farrah Fowler de “The Big Bang Theory”. Todo en “Blossom” es rematadamente noventero, desde las tramas hasta el vestuario, pasando por el toque naif o la sempiterna moraleja que nos deja cada episodio. Una delicia kitsch. 

6. “Merlí” Descubrí “Merlí” hace menos de un año, en un tarde tonta de sofá y Netflix. Pero desde entonces se ha convertido en una de mis series juveniles favoritas. Con la filosofía como telón de fondo (cada capítulo lleva el nombre de un filósofo cuyas ideas se explican a lo largo del episodio con una importante presencia en la trama), descubrimos la especial relación entre un profesor de métodos poco ortodoxos y un grupo de alumnos con los problemas típicos de su edad. “Merlí” se convirtió en un fenómeno tras su incorporación a Netflix y Movistar+ estrena su spin off “Merlí: Sapere Aude” este próximo mes de diciembre.

5. “The 100”. Cómo llevar los temas que esperamos en cualquier serie adolescente al terreno poco explorado de la ciencia ficción. Ese es el gran logro de “The 100”, ya que aquí dejamos de lado los institutos para trasladarnos a un futuro postapocalíptico en el que un grupo de jóvenes reciben la tarea de explorar un planeta Tierra que la raza humana se vio obligada a abandonar para vivir en un satélite que vaga por el espacio. La serie va mejorando con las temporadas y lo que en un principio es un relato juvenil más, se convierte en una de las mejores series sci fi de la actualidad.

4. “Glee”. Un joven deportista y popular, una chica obsesionada con Barbra Streisand, un joven gay que aún no ha salido del armario, otro en silla de ruedas y algunos weirdos más que ven como única vía de escape el coro del instituto. Una serie musical de corte juvenil que contó con seis temporadas y que desde su incorporación hace escasos meses al catálogo de Netflix está viviendo un pequeño revival. El acierto de “Glee” era retratar los típicos temas de este tipo de series (relaciones sentimentales, bullying, sexualidad o discriminación) pero bañado con algunas de las mejores canciones de la historia de la música.


3. “Skam”. Si hablamos de fenómenos adolescentes actuales no podemos olvidarnos de “Skam”, la serie noruega que ha revolucionado la manera de contar historias en televisión, no sólo por su particular visión de la adolescencia sino por su formato, pequeñas píldoras que se emiten en el mismo momento en que supuestamente están transcurriendo en la serie y que semanalmente se agrupan en un capítulo de emisión tradicional. Historias muy bien contadas interpretadas por un grupo de actores noveles a los que la gente confundía con los propios actores. 

2. “Gossip Girl”. Dinero, poder, dinero, ropa cara, dinero y relaciones amorosas. “Gossip Girl” se empeñó desde un principio en vendernos los trapos sucios de un puñado de ricachones del Upper East Side de Nueva York vistos desde el punto de vista de una bloguera voyeur. La serie nos sirvió no sólo para hacernos a la idea de lo que la gente denomina “first world problems”, sino también para definir cuál de los dos personajes femeninos protagonistas define mejor nuestra personalidad, la libre y pseudo-bohemia Serena o la pija y caprichosamente tenaz Blair (yo lo tengo clarísimo, #TeanBlair). 

1. “The OC”. Ya hablé de “The OC” hace tiempo cuando hablaba de las series de mi vida y es que aunque ya ha pasado más de una década desde que nos despedimos de Seth, Marissa, Ryan y Summer, las fiestas del Orange County siguen bien presentes en nuestra memoria. El pijo y socialmente inadaptado Seth Coen que ve cómo su vida da un vuelco con la llegada de un joven, Ryan Atwood, recién salido de un centro de internamiento  que a su vez tiene que lidiar con un puñado de niños de papá que no ven con buenos ojos su presencia en tan elitista ámbito. La típica historia de lucha entre ricos y pobres pero con las hormonas adolescentes como motor.

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