viernes, 8 de julio de 2016

"PAQUITA SALAS": abracemos el paquitismo

En 2013, Javier Ambrossi y Javier Calvo, conocidos ya como los Javis y curtidos en proyectos televisivos como “Sin Tetas no hay Paraíso”, “Arrayán” o “Física o Química” se lanzaron al mundo de la producción teatral con “La llamada”, un musical que empezó en el off del Teatro Lara y que acabó convirtiéndose en una de las revelaciones del teatro musical de la temporada y que a día de hoy aún se sigue representando cada fin de semana en el mismo teatro. No sólo eso sino que además ha saltado el charco a Méjico y están preparando la adaptación cinematográfica. ¿Su argumento? María acude con su mejor amiga Susana a “La Brújula” un campamento cristiano de verano. Ambas son adictas al reggaetón y tienen un grupo llamado “Suma Latina”. Durante las noches que pasa allí empieza a recibir las apariciones de Dios, que se le presenta a ritmo de Whitney Houston


Con este argumento tan peculiar era de esperar que su siguiente proyecto levantase precisamente la expectación que ha levantado. Los pocos que habían tenido la oportunidad de ver “Paquita Salas” antes de su estreno se encargaban de elevar el hype por las nubes hasta tal punto que Flooxer, la plataforma online de contenidos de Atresmedia decidió adelantar el estreno del primer episodio inicialmente previsto para septiembre a este pasado miércoles. Paquita llegó a nuestras vidas coronándose como trending topic. Algo que seguramente ella desconozca lo que es.

Antes de seguir leyendo, y si aún no has visto el primer episodio de “Paquita Salas”, pincha aquí y vuelve dentro de media hora. Me lo agradecerás.

Paquita es representante. En su agencia “PS” lleva desde los 90 representando a artistas e intérpretes y lanzando al estrellato a las caras más conocidas del panorama actual español. O eso dice ella. Ahora, desde su pequeña oficina y con la inestimable colaboración de su ayudante Magüi, lleva a actrices como Lidia San José o Macarena García. Poco amiga de las nuevas tecnologías, con la excepción de un teléfono móvil que no deja de sonar (el momento carpeta spam es glorioso) Paquita se mueve con mano firme y corazón de oro en un mundo que la dejó atrás hace años pero del que ella no está dispuesta a desprenderse. La boda de su ex y un viaje express a la SEMINCI (léase seminchi) marcan el punto de partida de este relato a modo de falso documental de una parte de su vida.


El reparto está encabezado por un Brays Efe que no es que interprete a Paquita, sino que se mimetiza con ella. Durante los 30 minutos de ese primer episodio Brays deja de ser él mismo para meterse en la piel de esa cincuentona rechoncha pero coqueta. Arrogante, pero noble. Le acompaña Belén Cuesta demostrando que lo suyo no ha sido un golpe de suerte y que ha aparecido en nuestras pantallas para quedarse. Después de “Buscando el norte”, “Ocho apellidos catalanes” y “Kiki, el amor se hace”, Cuesta borda aquí el papel de la sufrida Magüi, ayudante (y saco de boxeo particular) de Paquita. Alex de Lucas, cantante de “The Parrots” interpreta a un repartidor que una vez que entra, no logra salir de la oficina de Paquita; y Lidia San José se interpreta a sí misma como una de las representadas de la agencia. Además, varios cameos de rostros televisivos y la colaboración de la maravillosa Macarena García amadrinando el estreno (en serio, el talento, el carisma y el ángel de esta chica no son ni medio normales).

La principal razón para verla no es otra que la propia Paquita. Un cruce a medio camino entre la Carmina de Paco León y la Loles León de “La niña de tus ojos”. Con tintes de ese concejala antropófaga que Almodóvar creó para Carmen Machi. Un personaje absolutamente entrañable que en una escena te hace llorar de la risa para emocionarte unos pocos fotogramas después. Apoyada por un acertadísimo reparto, el resultado final es el de una sitcom irreverente y moderna pero con los elementos de la comedia de situación más clásica: humanidad y emoción. 


Construido con una preciosa sensibilidad por parte de los dos creadores (y por supuesto por su actor Brays Efe), “Paquita Salas” viene a demostrar que no hace falta mirar hacia fuera a la hora de hacer televisión de calidad, fresca, novedosa, original y divertida. Con un primer capítulo lleno de gags, referencias kitsch y autoparodias (Lidia San José riéndose de sí misma y de su carrera es un absoluto puntazo), la serie y el personaje llevan camino de convertirse en un icono pop español del mismo modo que la ya mencionada Carmina hizo hace cuatro años. Si por aquel entonces me lancé a abrazar el carminismo, hoy me declaro profundamente paquitista (¿os imagináis un encuentro entre ambos terremotos? Sería un placer maravilloso).

El resto de episodios, a partir de septiembre.

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