viernes, 21 de septiembre de 2018

"LAS CHICAS DEL CABLE" y el empoderamiento

A pesar de que a mí no me da la vida para ver y llevar al día tantas series, NETFLIX sigue empeñada en copar el 90% de nuestro tiempo libre, y si hace unos días os hablaba de “La Casa de las Flores” o “Juegos Secretos”, hoy le llega el turno a la tercera temporada de “Las Chicas del Cable”, la que, hasta el estreno de “Élite” dentro de unas semanas, sigue siendo la única serie de producción española del canal de streaming. Os aviso que este post viene cargadito de spoilers del arranque de la nueva temporada, por lo que lee bajo tu propia responsabilidad. 


La trama de estos nuevos episodios da comienzo meses después del angustioso final de la segunda. Lidia ha conseguido salir con vida después de haberla dejado tendida sobre el suelo del patio del hospital en el que Doña Carmen pretendía hacerla abortar en contra de su voluntad. Pero tanto ella como su bebé consiguieron sobrevivir, a pesar de que la alegría les iba a durar más bien poco. Y es que algún tiempo después, el día de su boda con Carlos (sí, en cinco minutos de capítulo hemos solventado de un plumazo el trío amoroso que tanto alimentó la serie en sus dos primeras temporadas), se produce un incendio en el que varias personas resultan fallecidas, entre ellas la pequeña Eva, hija de Lidia, cuyo cadáver nunca aparece.


Pero como nada es lo que parece y una madre tiene un instinto sobrenatural, Lidia no se va a dar por vencida y va a luchar con uñas y dientes por dar con el paradero de su hija Eva, convencida de que esta sigue viva. ¿Y quién parece estar detrás del incendio y de la desaparición del bebé? Pues sí, habéis acertado, Doña Carmen. Así, asistiremos a un tenso tira y afloja entre estos dos personajes, y habrá momentos en los que dudaremos sobre las verdaderas motivaciones de Lidia y sobre si su hija está o no verdaderamente viva. Algo que iremos descubriendo en la segunda mitad de la temporada. 


Las tramas del resto de telefonistas palidecen al lado de la de la propia Lidia. Marga ve como la llegada de su cuñado, hermano gemelo de su marido, pone patas arriba tanto su matrimonio como su trabajo en la Compañía de teléfonos. Ángeles, que tras fugarse al final de la segunda temporada para no ser inculpada de la muerte de su marido, es descubierta en el incendio que se produce en la boda, pero lejos de ir a la cárcel, consigue un acuerdo poco ético con el Inspector Cuevas (interpretado por Antonio Velázquez) a cambio de ayudarle a dar con los trapicheos que se trae entre manos el personaje interpretado por Luis Fernández (al que ya vimos en anteriores capítulos). Y Carlota, que sigue adelante con su relación con Sara, recibe una ingente cantidad de dinero a modo de herencia tras la muerte en el incendio de su padre, con el que acababa de reconciliarse. Hay que ver todo lo que da de sí un incendio, oye. 

He de reconocer que he tenido mis más y mis menos con estos ocho episodios. Mi problema es que parece que se les ha ido la pinza a la hora de desarrollar las tramas y eso hace que decaigan  todos los aspectos, desde el desarrollo de los guiones hasta las propias interpretaciones, con una Blanca Suárez desbocada y con una intensidad realmente desmedida. Y el problema no es suyo, precisamente. Y eso por no hablar del plantel de secundarios de oro, encabezados por unos normalmente más que solventes solventes Concha Velasco o Ernesto Alterio que hacen lo que pueden con lo que les han dado aquí, que es poco y de escasa calidad. 


No puede ser que una serie se pase dos temporadas cebando un triángulo amoroso para luego darle carpetazo en cinco minutos porque quieren centrar la trama de la protagonista en su hija y su rivalidad con su suegra. Tampoco es argumentalmente creíble que Ángeles, el personaje interpretado por Maggie Civantos se vaya tan de rositas después de haber tenido que huir al final de la temporada pasada. Y como ese, varios giros argumentales que hacen que la serie vaya poco a poco perdiendo en naturalidad para ganar en “efecto telenovela”

Eso sí, “Las Chicas del Cable” sigue siendo cien por cien Bambú, por lo que aquellos fieles que aún se mantengan al cañón no se verán decepcionados. Y hay algunas tramas que se salvan de la quema, como la de Carlota, Sara (Ana Fernández y Ana Polvorosa) y el grupo de feministas, Las Violetas (entre las que hay unas más radicales que otras) que lucharán con uñas y dientes por reivindicar los derechos de la mujer en una sociedad tremendamente machista. Una sororidad y un empoderamiento femenino que al final son con lo que nos tenemos que quedar de cara a la ya confirmada cuarta temporada. 

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