A mediados del mes de octubre NETFLIX estrenaba “Mindhunter”, una de sus mayores apuestas de cara a la temporada otoño/invierno. Y aunque parece que en nuestro país ha pasado un poco de tapadillo (no tanto entre los medios especializados como entre el gran público), lo cierto es que los críticos norteamericanos se han rendido ante cada uno de los diez episodios que componen la primera temporada.
Hace pocos días todos los medios de comunicación se hacían eco del fallecimiento de Charlos Manson, líder de la secta “la familia” que fue responsable de una oleada de crímenes a finales de la década de los 60, el más famoso de todos ellos el de Sharon Tate, la pareja de Roman Polanski que se encontraba embarazada de ocho meses. Tate es además uno de los criminales más famosos de toda la historia. Dichos crímenes dejaron patente la obsesión de la sociedad norteamericana (y por qué no de la del resto del mundo) por ese tipo de “monstruos” hasta el punto de que incluso en sus últimos días, Tate seguía recibiendo centenares de cartas de gente perturbados mentales mostrándoles su más sincera fascinación. Y ahí es donde empieza a encajar la historia de “Mindhunter”.
La serie se centra en la investigación real llevada a cabo a finales de la década de los 70 por parte de dos agentes del FBI y una prestigiosa psicóloga sobre de la mentalidad de los asesinos más importantes de la historia de los Estados Unidos y gracias a los cuales utilizamos el término “asesino en serie” tan popular hoy en día. A través de las entrevistas que van realizando a dichos asesinos van indagando en el comportamiento de los mismos, en sus obsesiones y pulsiones (en la mayoría de los casos de carácter sexual). Todo ello con el objetivo de analizar cuáles pudieron ser sus motivaciones para llevar a cabo tan atroces asesinatos y poder así prever futuros crímenes.
Y es que lo que resulta más fascinante de estos diez primeros episodios quizás no sean sus protagonistas, sino tener la posibilidad de ir indagando en ese puñado de asesinos, que para nosotros resultan desconocidos pero que son ampliamente populares en la sociedad norteamericana. Ed Kemper, Monte Rissell, Jerry Brudos o Richard Speck son algunos de ellos. Algo que no sólo atraerá a los amantes del cine sino que también hará las delicias de los amantes de la crónica negra. Y en cada uno de los episodios iremos descifrando sus códigos de conducta a la vez que vemos cómo todo ello empieza a pasar factura en mayor o menor medida a cada uno de sus protagonistas.
El reparto está encabezado por Jonathan Groff, protagonista de la serie de temática gay “Looking” y al que también hemos visto en “GLEE”, que interpreta maravillosamente a Holden Ford, un agente del FBI que irá evolucionando de joven apocado y tímido especializado en la negociación de rehenes, hacia una personalidad mucho más obsesiva y enfermiza. Evolución que se acentúa con cada uno de los asesinos a los que va entrevistando. A su lado, el también agente Bill Tench (Holt McCallany) y la doctora/psicóloga Wendy Carr, interpretada por Anna Torv, a la que ya teníamos ganas de ver en televisión tras el final de la genial “Fringe”.
Pero si bien el reparto es una de las mayores bazas de la serie, quizás su mayor atractivo sea otro bien distinto. Y es que cuando te dicen que detrás de las cámaras, en tareas de producción ejecutiva y dirección (en algunos episodios) se encuentra el mismísimo David Fincher, director de obras maestras como “Seven”, “La Red Social” o “Zodiac” (de la que la “Mindhunter” bebe de una manera muy consciente), la serie ya resulta mucho más atractiva, ¿verdad? Fincher dirije los dos primeros y los dos últimos episodios, y en todos ellos ejecuta con maestría eso que ya hemos visto en anteriores films suyos, indagar en la personalidad de personas que no necesariamente encajan con lo que se puede definir como “normal”.
La serie no se caracteriza por su ritmo trepidante, eso hay que dejarlo claro desde el principio para no llevar al espectador a creer que estamos ante una especie de “Seven” de ritmo frenético y escenas escabrosas. Aquí predominan las escenas largas que incluyen conversaciones más largas aún. Pero todas y cada una de ellas nos permite descubrir un aspecto nuevo de cada uno de los personajes, especialmente de esos seres aparentemente desalmados que asesinan sin el menor remordimiento. Y de entre todos ellos el que sobresale con mayor maestría es el personaje de Ed Kemper, interpretado por un soberbio Cameron Britton, que se merienda a cada uno de sus compañeros de reparto y que seguro que estará muy presente en la próxima temporada de premios.
De momento, de cara a la segunda temporada (que ayer mismo fue confirmada de manera oficial a pesar de que ya hace meses que se daba por hecha),ya tenemos un par de misterios que resolver: ¿qué pasa con el gato que el personaje interpretado por Anna Torv ha estado alimentando a base de latas de atún durante toda la temporada? Y por otro, quién ese ese individuo de apariencia perturbada que aparece brevemente al inicio de cada episodio? Confiemos en que los nuevos episodios nos den alguna respuesta (y ya puestos a pedir, no estaría mal un cara a cara entre el agente Holden Ford y el tan mencionado Charles Manson, ¿no?).
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