martes, 13 de febrero de 2018

"MANHUNT: UNABOMBER" y las bombas anti-sistema

Estrenada inicialmente por Discovery Channel, “Manhunt:Unabomber” es una de esas series que había pasado un poco de tapadillo tanto entre la crítica como entre el público hasta su estreno en Netflix a finales del pasado año. Fue a partir de ahí cuando el boca a oreja empezó a funcionar y la serie fue ganando en popularidad y visibilidad hasta el punto de entrar en algunas listas de lo mejor del 2017. Demos gracias de nuevo a Netflix por traernos una serie que de otra manera ni siquiera sabríamos de su existencia.


“Manhunt:Unabomber” reconstruye el caso de Ted Kaczynski (interpretado aquí por un maravilloso Paul Bettany), quien entre 1978 y 1995 sembró el pánico en la sociedad americana enviando cartas bombas a destinatarios a priori sin conexión entre sí, provocando la muerte de tres personas e hiriendo de gravedad a otras veintitrés. Todo ello sin dejar tras de sí una sola pista o huella que pudiera dar con su identidad. A partir de entonces se inició una investigación por parte del FBI con el objetivo de dar con tan meticuloso asesino con un equipo especializado incapaz de dar con un patrón que ayude a su identificación. 


A la cabeza del mismo tenemos a Don Ackerman, un veterano a punto de retirarse (interpretado por Chris Noth de “Sexo en Nueva York” o “The Good Wife”), que decide fichar a un novato especializado en análisis lingüístico Jim Fitzgerald (Sam Worthington, “Avatar”) con el objetivo de analizar el lenguaje utilizado por el supuesto asesino en un manifiesto anti-tecnológico que este pretende publicar. Este se verá con la dificultad añadida de tener que trabajar con un grupo de personas con las que no encaja (con la excepción de la agente de campo Tabby, interpretada por la nominada al Oscar Keisha Castle-Hughes) y con las que poco o nada tiene en común más allá del objetivo de dar con la identidad del asesino. 


La narración está desarrollada en dos líneas temporales, la primera de ellas en 1995, que narra todo el proceso de Fitzgerald que dio con la identificación y captura de Kaczynski, y la segunda de ellas en 1997 cuando está a punto de celebrarse el juicio y Fitzgerald tiene que convencerle para que se declare culpable con el objetivo de evitar que dicho juicio se celebre y la posible repercusión mediática del tóxico y peligroso mensaje social que el asesino quería transmitir. Pero no sólo formamos parte de la propia investigación del caso sino también cómo éste afecta a las vidas privadas de sus protagonistas, especialmente la de Jim, que ve cómo su vida familiar se desmorona por culpa de la obsesión que le provoca la investigación de este caso hasta el punto de perder a su mujer y sus hijos.

También indagaremos en el pasado del asesino, especialmente en el séptimo episodio, en mi opinión el mejor de toda la temporada. Una infancia dura y una adolescencia más dura aún que fueron forjando la personalidad oscura y huraña de un Ted que reniega de cualquier contacto con la sociedad aislado en una minúscula cabaña en medio del bosque. Sin llegar a justificar su actitud en ningún momento, sí que lograremos descifrar algunos de los mecanismos que nos permiten entender un poco más lo que le ha hecho convertirse en el asesino que era en aquel momento y cómo volcó toda su furia contra una sociedad, bajo su punto de vista, sometida al control de las máquinas e incapaz de pensar por sí misma sin la supeditación a la tecnología.


La crítica se ha apresurado a comparar “Manhunt:Unabomber” con “Mindhunter” cuando las dos series son completamente opuestas y no tienen más en común que una temática relacionada con los asesinos en serie. Sí que es cierto que ambas tratan asesinatos reales del pasado que ayudaron al FBI a establecer nuevos métodos y procesos de investigación, pero el hecho de que hayas disfrutado “Mindhunter” no quiere decir que lo vayas a hacer ahora de “Manhunt” ni viceversa. Lo que sí es cierto es que ambas pueden hacer un buen tándem si realmente eres un fan del género ya que desde perspectivas completamente distintas, ambas nos aportan su punto de vista sobre la figura del asesino, una más reflexiva y la otra más en clave thriller.

Yo tengo que reconocer que me costó entrar en “Manhunt”. Creo que en parte porque los dos o tres primeros episodios de la serie son los más torpes y débiles. Tampoco me ayudó la construcción de personajes y el desarrollo inicial deliberadamente simple pero a partir del cuarto lo cierto es que me fue enganchando poco a poco hasta llegar a los dos últimos episodios que me parecieron magistrales en cuanto al ritmo y a las reflexiones que provoca en el espectador.  El resultado final es una serie muy entretenida con un buen guión y un desarrollo perfecto para una buen maratón, sobre todo superado el primer tercio que puede ser el más farragoso.

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