viernes, 12 de agosto de 2016

"ANIMAL KINGDOM", malotes de barrio rico

TNT emitió este pasado martes el décimo y último episodio de esta primera temporada de la serie “Animal Kingdom”, esa adaptación de la película homónima australiana de 2010 sobre una familia dedicada al mundo de los atracos y las extorsiones. Hace unas semanas daba mi opinión tras ver el primer episodio y ahora toca hacer balance de estos primeros diez capítulos.


Este post contiene spoilers de la primera temporada de “Animal Kingdom”.

A pesar de que toda la primera temporada ha estado muy centrada en la presentación de personajes (todo un acierto teniendo en cuenta que ya ha sido confirmada una segunda temporada para el año que viene), había que salir de dudas sobre un par de cuestiones importantes para sus protagonistas. La primera de ellas y más importante era el resultado del robo que habían cometido en el episodio anterior en la base militar en la que trabaja el padre de Nicky, la novia-ex novia de J. Después de tres días esperando que un camión por fin saque de la base los contenedores de aceite dentro de los cuales habían escondido el dinero, finalmente consiguen recuperar su botín, no sin antes tener que pringarse en aceite en un viaje en camión un tanto accidentado (y francamente hilarante en una season finale por otro lado bastante anodina). 

El plan había salido tal y como Baz lo había planeado, pero este está demasiado ocupado con la “desaparición” de Cat como para celebrarlo. Sin sospechar nada acerca del verdadero paradero de su pareja, ni mucho menos que Smurf y Pope se encontraban detrás del misterio, va poco a poco perdiendo los nervios con la gente que le rodea intentando averiguar lo sucedido. Hasta que Smurf le entrega en bandeja un falso culpable, Vin, el ex compañero de cárcel de Pope a quien acusa de haber estado amenazando repetidamente a toda la familia, especialmente a Catherine. Baz ya tiene al (falsamente acusado) culpable de la desaparición de su novia y Pope mata así dos pájaros de un tiro, quedar libre de sospecha y deshacerse de la amenaza de Vin.


Y lo que ninguno de ellos puede llegar remotamente a sospechar es lo que ocurre con J que lleva días siendo chantajeado por los detectives que pretender hacer caer el imperio de los Cody. Después de negarse a llevar un micro con el que pillar a la familia in fraganti, temen que el benjamín de la familia no les esté contando todo lo que sabe y deciden ejercer cada vez más y más presión sobre J provocando que al final este confiese ante Smurf la verdad justo antes de que la policía irrumpa en la mansión familiar en busca de pruebas de su último atraco. Una vez más, los Cody salen ilesos del atolladero.

Quizás el punto más positivo de esta primera temporada ha sido la excelente presentación de personajes que se nos ha planteado. Empezando por esa matriarca maravillosamente interpretada por Ellen Barkin que sabe transmitir perfectamente esa dualidad entre una madre protectora y una jefa firme y exigente o ese Pope roto por dentro después de su paso por la cárcel. Pero por otro lado, ha habido algunos asuntos que se han resuelto de manera torpe y básica. Empezando por la trama gay de Deran, un cliché tras otro, o la venganza de Smurf contra el causante de todos los traumas de su infancia. Y es que por muy bien que estén retratados los personajes (la mayoría, no todos), las tramas han sido de lo más predecible. El hilo conductor de la temporada, ese gran golpe que iban a asestar, ha resultado ser bastante flojo mientras que las historias personales de cada uno de ellos no aportan nada distintivo que no hayamos visto antes en televisión.


En un momento en el que el arquetipo de antihéroe se cuela en casi todas las series de prestigio (“Breaking Bad” y su secuela “Better call Saul”, “House” y muchas otras) los protagonistas resultan demasiado “blandos” para lo que se nos había planteado en un principio. Más que antihéroes son “malotes de barrio” únicamente motivados por hacerse tatuajes, celebrar fiestas en la piscina y comer siempre en casa para que mamá Smurf no se enfade. Tres (cuatro si contamos a Pope) niñatos caprichosos y malcriados. Poco más.

En cualquier caso, sin llegar a ser nada del otro mundo, “Animal Kingdom” ha sido un buen entretenimiento veraniego. ¿Podía haber sido mucho más violenta, oscura y profunda? Sí. Y como decía antes, la serie ya ha sido renovada para una segunda temporada, así que el año que viene volveremos a reencontrarnos con los Cody. Personalmente volveré a darle una nueva oportunidad aunque también espero que ahora que ya conocemos cada uno de sus protagonistas, en los próximos episodios pueda ver a los Cody dar un paso adelante con una trama a la altura de los personajes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario