Poco después de la emisión de los dos últimos capítulos que componían la tercera temporada de “Penny Dreadful”, su creador John Logan confirmó que la recién terminada sería la última temporada de la serie y que nuestro cuento de terror clásico victoriano no regresaría el año que viene a nuestras vidas como cabía esperar. Eso, obviamente, hizo que me enfrentase a estos dos últimos episodios con una predisposición distinta a la habitual (que ya de por sí es de entrega y fascinación absolutas). Y el resultado, si bien deja el sabor amargo de saber que no voy a volver a reencontrarme con Vanessa Ives y compañía, no ha podido resultar más placentero.
(A partir de aquí, spoilers del final de "Penny Dreadful")
Aunque en un principio me enfadé al ver que los dos últimos episodios sería emitidos de manera continuada y no en semanas distintas (que debería ser lo normal en una temporada de tan sólo nueve episodios) en cuanto terminé el octavo entendí la decisión. Dos capítulos distintos pero una misma historia sin punto seguido que merecía un visionado del tirón y no con una semana de interrupción entre medias. Más un capítulo final de 100 minutos que dos diferenciados. Y eso contribuyó a que cada uno de los personajes tuviese su espacio para desarrollar y dar forma al cierre de cada de sus historias sin perder el eje principal de la season finale que era la salvación de Vanessa tras caer rendida a los pies de Drácula. Lily por un lado nos dio uno de los momentos más emotivos de la despedida. Tras ser tomada como prisionera por Frankenstein varios episodios atrás con el objetivo de “arreglarla”, demostró que era capaz de amar y sentir como una humana al contar a su capturador la historia de cómo perdió a su hija, que murió de frío tras quedar su madre moribunda en un callejón después de una agresión tanto física como sexual de un hombre. Ahí comprendió Frankenstein que la que había sido su creación más perfecta era libre de elegir quién quería ser y en qué se quería convertir. Dedicar su vida a la venganza contra el sexo masculino era decisión suya y por ello decidió darle libertad.
Dorian por su parte, que esta temporada no fue más que un convidado de piedra en la trama del aquelarre de prostitutas que había montado Lily, decide acabar con la vida de Justine tras una agresión de esta con la que la pupila más aventajada no consiguió más que evidenciar la inmortalidad de Dorian. En cambio, Caliban ha tenido su propio viaje de redención en busca del perdón de su esposa. La felicidad es momentánea ya que tras el fallecimiento de su hijo, su esposa le chantajea para que le devuelva a la vida de la misma manera que él fue devuelto. Finalmente, como si renegase de su propia condición de monstruo, decide negarse a ello. Y hay que recordar además que nos ha regalado uno de los mejores capítulos de la temporada cuando en el 3x04 nos demostró que ya conocía a Vanessa antes de convertirse en la criatura que es ahora.
Y a Londres regresan Ethan, Sir Malcolm y Kaetenay con la intención de salvar la vida de Vanessa. Tarea complicada ya que la ciudad se encuentra envuelta en una nube tóxica que provoca que los muertos se conviertan en vampiros. Los tres, junto con la Doctora Seward, Catriona y un recuperado Frankenstein acuden a la batalla final contra Drácula y su grupo de vampiros asesinos. Tras la lucha, Ethan consigue despistar al villano y encuentra a Vanessa. Atrapada por las fuerzas de la oscuridad y sin posibilidad de redención posible para su alma, esta le confiesa que la única manera de salvar Londres es acabando con su vida. Tras una emotiva escena de despedida, Vanessa Ives muere de un disparo en el corazón.
Si un acierto ha tenido esta tercera temporada de episodios ha sido la disgregación del grupo para que cada uno tuviese su arco argumental independiente. A pesar de que el capítulo final ha propiciado la reunión del grupo para esa batalla final contra Drácula, ha sido un placer ver el desarrollo individual de cada uno de ellos, Ethan y su aventura por el desierto, Vanessa y su incipiente historia de amor, el regreso de Caliban tras su huida la temporada anterior, la tóxica historia de amor entre Dorian y Lily o la lucha de Victor por recuperar al amor de su vida. Todo ha brillado de la misma manera que la temporada pasada lo hicieron todos juntos. O incluso más.
Totalmente acertada ha sido también, en mi opinión, la decisión de cerrar la historia en el punto en el que nos encontrábamos. Algunos personajes, aunque de manera muy ligera, ya empezaban a hacer ver que su arco argumental se acercaba al fin. Como por ejemplo Lily y su ejército femenino. Y ahí es donde nos damos cuenta que el propio John Logan y su equipo tenían muy meditada la decisión de que “Penny Dreadful” contaría con tres temporadas, Ni más ni menos. Una decisión tan acertada como la de ocultar hasta ya pasada la emisión de los capítulos finales dicha información para que los espectadores pudiesen disfrutar cada una de las escenas y despedirse de Vanessa de la misma manera en que lo hicieron sus amigos en la serie.
Por tanto, no nos queda más remedio que saborear y disfrutar estas tres temporadas. Estos 29 capítulos de una serie que ha roto esquemas al plantear algo realmente distinto a lo que se está haciendo actualmente en televisión y que ha sabido acercarnos a esos personajes que si bien habíamos visto o leído en multitud de ocasiones, aquí se nos han mostrado como seres tridimensionales, de carne y hueso, con sus miedos, sus amores y sus inseguridades más propias de lo humano que de lo monstruoso.
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