Después de un parón de una semana (que ha supuesto una total crueldad por parte de STARZ y sus programadores) “Outlander” despidió este pasado sábado su segunda temporada con un capítulo especial de hora y media de duración que sirvió para despedirnos de Claire y compañía hasta su regreso en 2017. Un episodio que ha cerrado una parte importante de la trama (y ha planteado las bases para la siguiente) y que ha servido de despedida para uno de los personajes claves hasta ahora.
A partir de aquí, spoilers del final de la segunda temporada de “Outlander”.
El capítulo, narrado en dos tiempos, se centró por un lado en los momentos previos a la ya famosa batalla de Culloden (eje argumental de esta segunda temporada) y por el otro en la situación familiar, vital y sentimental de Claire dos décadas después de que el círculo de piedra de Craigh na Dun la llevasen de vuelta al siglo XX. Y este segundo enclave temporal ha sido el que ha hecho de “Dragonfly in amber”, el nombre de este episodio que sirve como season finale, uno de los capítulos más emocionantes de la serie.
Nos encontramos a Claire y su ya veinteañera hija Brianna acudiendo al funeral del reverendo Wakefield donde se reencuentran con Roger (al que conocimos fugazmente de niño en el inicio de temporada). Este las convence para pasar la noche allí en lugar de emprender el camino de vuelta de noche. Así, al día siguiente, mientras Claire recorre alguno de los enclaves que marcaron su paso por la Escocia del siglo XVIII, los dos jóvenes que parecen haber hecho muy buenas migas aprovechan para conocer los rincones más bonitos de esta tierra. Brianna le cuenta a Roger su preocupación sobre el pasado de su madre y juntos deciden investigar acerca de la vida de esta antes de mudarse a Boston con Frank. Por el camino conocen a Geillis Duncan que recordemos que es la mujer que fue acusada de brujería junto con Claire en la primera temporada y que murió quemada en la hoguera.
En dichas pesquisas, Brianna descubre la desaparición de su madre durante tres años. Fecha que coincide con el momento en el que fue engendrada, por lo que no duda en acusar a su progenitora de adúltera. En ese momento, Claire que hasta ahora había guardado total secreto sobre lo ocurrido en su viaje en el tiempo por respeto a la memoria de Frank, se sincera con su hija y le cuenta todo lo sucedido, algo que esta no duda en tachar de invención y de deshonra a la memoria de su padre. Claire que acababa de descubrir a la joven Geillis, decide llevar a su hija a Craigh na Dun no solo con la intención de demostrar su verdad sino con la de detener el viaje en el tiempo de Geillis. Fracasan en lo segundo pero por fin Claire logra demostrarle a su hija que todo lo que le había contado es cierto. Esta por su parte, le confiesa que en las investigaciones que ha llevado a cabo con Roger, ha descubierto que Jamie logró salir de vida de la batalla de Culloden.
Por su parte, en el siglo XVIII tanto Claire como Jamie son plenamente conscientes de que la batalla de Culloden está perdida tras el fracaso por cambiar el curso de la historia a lo largo de esta temporada. Por ello toman la decisión de matar al príncipe Carlos Estuardo. De esta manera evitarán la masacre contra los Fraser y el resto de clanes. Pero en su camino se interpone el propio Dougal que al escuchar la traición que Claire y Jamie están planeando, ataca a este perdiendo la vida en la pelea. Jamie decide entonces velar por la seguridad de su esposa y la lleva de nuevo a Craigh na Dun devolviéndola al siglo XX. Justo al momento en que se inició el primer capítulo de esta temporada.
A pesar de que en un principio no consideré necesario una season finale de 90 minutos, lo cierto es que al episodio no le sobra ni un solo segundo. Todas las piezas puestas sobre la mesa durante estas dos temporadas, acaban encajando a la perfección y a pesar de algún momento pueda estar algo forzado (como ese polvo en las ruinas justo antes de la despedida), el episodio tiene una fuerza y una naturalidad que resultan sencillamente sensacionales. Y gran parte de ese mérito es sin duda el personaje de Claire y obviamente la actriz que lo interpreta, Caitriona Balfe. Si bien nunca he puesto en duda la idoneidad de esta para el papel, este capítulo sirve para desbaratar cualquier tipo de argumento que se puede establecer en su contra. Cada escena, cada primer plano y cada lágrima rezuman verdad y eso es algo que como espectador resulta emocionante. Esa despedida de Jamie frente a la lápida de los Fraser nos hace ver a una mujer que desde entonces ha vivido atrapada por el recuerdo de un amor del que no ha sabido desprenderse. Y eso es algo que Balfe ha conseguido expresar magistralmente.
Esta segunda temporada ha tenido sus altibajos. Sus momentos buenos y sus momentos que no lo han sido tanto. Quizás la trama de Francia fue algo decepcionante (probablemente más por el resultado del plan de Claire y Jaime que por la calidad del episodio en sí) , pero lo cierto es que esa parte era inevitable si se quería ser fiel al original de Diana Gabaldón en el que se basan. Las tramas han estado algo dispersas en esa primera mitad y el exceso de personajes provocó que el algún momento perdiésemos la magia que suponen los dos personajes de Claire y Jamie juntos. Pero incluso en esos momentos, “Outlander” ha sabido regalarnos grandes escenas como la pérdida del bebé de Claire o la fiesta en casa de la pareja protagonista que acaba en cómica batalla campal. Una muy notable segunda temporada en mi opinión.
Como ya sabemos desde hace varias semanas, “Outlander” ya está renovada no solo para una tercera, sino también para una cuarta temporada, por lo que la espera hasta el año que viene merecerá la pena. Y después de haber visto la espectacular recreación de Francia de la primera mitad de esta segunda temporada, no cabe duda que la tercera (cuya trama transcurre principalmente en un barco en alta mar) mantendrá el nivel de lo vivido hasta ahora. No nos falles, Claire.
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