Hace un par de semanas encontré por casualidad un reportaje de Vulture escrito hace unos cuantos meses en el que intentaban explicar la razón por la que un canal como WGN America que acaba de iniciarse en el mundo de la ficción, había conseguido en tan poco tiempo productos de tan notable calidad como “Manhattan”, “Underground” u “Outsiders”. Básicamente contaban que el canal había optado por contar historias que no se habían contado antes o que apenas se habían visto reflejadas en televisión, utilizando para ellos dos potentes armas: los guiones y el diseño de producción (si os interesa podéis leerlo aquí). Por ello decidí acercarme a las dos últimas series antes mencionadas. De la primera ya os hablé hace unos días, y de la segunda, a continuación.
“Outsiders” nos cuenta la historia de los Farrell, un clan que vive en una colina de los Apalaches desde hace varios siglos, apartados del resto de la ficticia ciudad de Blackburg. Tienen su propia sociedad jerárquica montada de tal manera que no necesitan de ningún tipo de conexión con el exterior para poder sobrevivir. De hecho son extremadamente celosos de su privacidad y no aceptan que sus miembros mantengan contacto con la sociedad foránea. Por ello, el regreso de Asa Farrell, quien abandonó el clan hace años pero que ahora está dispuesto a regresar no va a ser bien visto por casi ningún miembro de los outsiders.
El regreso de Asa coincide con el interés de una compañía minera por los terrenos en los que se asienta el clan. Pero para ello, obviamente, necesitan que estos abandonen su localización, algo contra lo que están dispuestos a luchar con uñas y dientes. Por si fuera poco, la matriarca del clan, Lady Ray Farrell está viviendo sus últimos días y su hijo Big Foster está deseando alzarse con el mando utilizando la violencia o la extorsión en caso de que sea necesario. Y entre tanta lucha de ambición y poder, Kyle, uno de los más jóvenes del asentamiento, vive su primera historia de amor al estilo “Romeo y Julieta” con Sally-Ann una afroamericana que trabaja como dependienta en uno de los supermercados de la ciudad al que Kyle acude a robar.
El reparto cuenta está encabezado por David Morse, actor con un amplio recorrido en cine (“La Milla Verde”, “La Roca” o “En Tierra Hostil”) y televisión (“Treme”). Le acompañan Ryan Hurst, visto en “Sons of Anarchy” o más recientemente en “Bates Motel”, Kyle Gallner (“Veronica Mars”), Joe Anderson (el Mason Verger de “Hannibal”) y Thomas M Wright (“The Bridge”, “Top of the Lake”). Este último interpreta, literalmente, al sheriff más inútil que se ha visto nunca en televisión. Todos ellos, además de un amplio reparto de secundarios consiguen reflejar fielmente esa dualidad entre el mundo de los outsiders y de los ciudadanos de Blackburg.
“Outsiders” recuerda desde el minuto uno a “Sons of Anarchy”, en su estructura, en su tratamiento de la testosterona, de la ambición y del sentido de grupo más cercano al clan que a la concepción tradicional de familia. Y es que a pesar de vivir sin internet, sin móviles, sin televisión y ni siquiera agua corriente, los elementos diferenciadores entre esa sociedad civilizada en la que vivimos y la que ellos mismos han creado, guarda más similitudes que diferencias. Por mucho que decidan vivir ajenos a la sociedad, el clan vive sus propias luchas de poder, sus rivalidades, sus disputas familiares y sentimentales igual que lo que ellos denominan “sociedad corrompida”. Y ese es un tema en común que tienen ambos shows.
Si bien en un inicio el planteamiento me resultó realmente original, el desarrollo de los episodios demostró que “Outsiders” es bastante más convencional de lo que me esperaba. La lucha de poder ya la hemos visto en múltiples ocasiones y la historia de amor imposible es de lo más manido en cualquier serie de televisión. Quizás lo más interesante resulta ver ese conjunto de tradiciones y de ritos que mantienen los Farrell y compañía. Pero lo que es peor es que a pesar de contar con un amplio reparto, ninguno de los personajes femeninos tiene entidad ni carisma. Están ellas absolutamente desdibujadas frente a un grupo de personajes masculinos realmente notables. No deja, a pesar de todo esto, de ser “Outsiders” un notable entretenimiento con un buen ritmo y unas interpretaciones a la altura de lo esperado. Destacable también la estética de la serie que crea una entidad propia para el clan a base de retazos de hippies, moteros y vikingos.
Cuando se estrenó allá por finales de enero, “Outsiders” consiguió batir el récord de audiencia del canal logrando unos notables 1,5 millones que alcanzaron los 5,5 sumando el Live+7. Esto confirma el buen camino que está tomando el canal a la hora de desarrollar sus proyectos de ficción. “Outsiders” ya ha sido renovada por una segunda temporada pero antes de eso, seguiremos atentos a ver qué novedades nos trae después del verano, entre ellas la tercera temporada de “Salem”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario