miércoles, 1 de junio de 2016

... Y el country dejó de sonar en "NASHVILLE"


Hace unas cuantas semanas, ABC sorprendió (relativamente) al anunciar que la cuarta temporada  de “Nashville” que estaba en ese momento emitiendo sus capítulos finales, iba a ser la última. La cadena parecía satisfecha con las cifras de la serie, que si bien eran modestas, resultaban lo suficientemente estables como para justificar una hipotética quinta temporada. Pero finalmente no fue así y el pasado miércoles emitió su despedida, una despedida que vamos a comentar en detalle a continuación.

(A partir de aquí, spoilers del final de la serie)

Quizás lo más destacado del episodio es que Gunnar y Scarlett han batido el récord de rupturas y reconciliaciones en un mismo episodio. Después de que ella le declarase su amor, él le anuncia que está iniciando una relación con Otoño me tienes hasta el c*** Autumn, tras lo cual deciden romper profesionalmente para al final volver la una a los brazos del otro. Y hablando de volver a los brazos, la emancipada Maddie tuvo que pasarlas canutas a punto de ser objeto sexual de un viejo verde para darse cuenta que como en casa de mamá, en ningún sitio. Will, por su parte, tras montar un espectáculo musical a las puertas del estudio en el que la ultra mega conservadora Cynthia Davis graba su programa, consigue su objetivo de estar cara a cara con ella en su show televisivo, regalándonos el discurso pro libertades que llevaba tanto tiempo deseando gritar al mundo. Discurso que por cierto le sirve para ganarse de nuevo el amor de su ex Kevin. Avery, por su parte, no tarda en descubrir que Layla ha estado trabajando a sus espaldas para alejarle de su ex mujer Juliette mientras esta decide expiar sus pecados frente a una cámara de televisión confesando lo ocurrido verdaderamente en aquella terraza en la que Jeff Fordham perdió la vida. Tras ello, pasa de asistir a la gala de los Oscar en la que estaba nominada a mejor actriz para tomar su avión privado y volver de nuevo con Avery y su bebé Cadence. Llegada que no llegaremos a ver nunca.


Si bien el episodio final puede pecar de haber concentrado demasiadas tramas y demasiados desenlaces en 40 minutos, quizás se haya visto beneficiado por ser el último de la serie. Como final de temporada hubiese sido un desastre, pero como final de serie ha logrado cerrar (con mejor o peor fortuna) las tramas que se habían abierto durante esta cuarta tanda de episodios. Quizás no hubiese sido necesaria esa última escena con el mayor cliffhanger que ha hecho la serie en sus cuatro años. Cliffhanger que quedará sin resolución y que podían haber omitido perfectamente sin repercusión para el espectador. Eso sí, hubiese sido irónicamente delicioso un final en el que Juliette Barnes fallece al estrellarse su avión, de la misma manera que falleció su ídolo Patsy Cline y gracias a cuya reencarnación Juliette recibió su nominación al Oscar. Propio de un culebrón como “Nashville”.

Y es que “Nashville” siempre se ha tomado más en serio de lo que realmente era. Bajo la excusa de que estaban tratando temas de profundo calado social como la depresión post parto o la homosexualidad en los círculos más conservadores, la serie se vendía de drama musical en la cuna de la música country cuando en realidad era un culebrón (o soap opera, que en inglés suena mejor) salpicado de canciones aquí y allá para mayor lucimiento de sus dos protagonistas. Y si tú eras un espectador que  trasladó su domicilio fiscal a Los Hamptons durante las cuatro temporadas que duró “Revenge”, seguro que “Nashville” te sirvió de alivio cuando los Greyson y compañía se despidieron hace ahora un año.


Siempre hubo en esta serie personajes que funcionaban mejor que otros, aunque me arriesgo a afirmar que esta serie agrupaba algunos de los personajes más contradictorios (y peor escritos) del universo televisivo. Raina tuvo sus momentos, a veces resultaba agradable y otras repelente y hostiable. Aunque para hostiables Gunnar y Scarlett, especialmente ella, a la que podríamos considerar el personaje más repelente de la televisión actual. La hija mayor de Raina, Maddie se ganó también a pulso entrar esta temporada en tan selecto club con su comportamiento en esta última temporada. Por el contrario tenemos a Juliette, esa inmensa diva teen del country caprichosa y egoísta resultaba lo más maravilloso del universo “Nashville”. Ay, Hayden Panettiere, que poco reconocimiento recibes para las alegrías que nos das. De la parte masculina del reparto quizás sea Will el que ha sabido tener una evolución más firme y constante, aunque no me queda más remedio que reconocer que Avery, a pesar de que al principio no resultaba muy de mi agrado, acabó siendo uno de mis personajes favoritos. El convertirse en padre fue un momento clave para el desarrollo positivo del personaje.

Desde el mismo momento de su cancelación, los fans de “Nashville” se han agrupado y organizado con la intención de convencer a otra cadena para comprar la serie y así continuar su emisión ¿Quién iba a pensar que “Nashville” tendría tal cantidad de fans (y que estos fuesen lo suficientemente jóvenes como para movilizarse en redes sociales)? De momento parece no haber surtido efecto aunque en los últimos días proliferan los rumores de un posible spin off centrado en el personaje de Juliette Barnes, algo que no parece descabellado teniendo en cuenta que es el personaje con más potencial mamarrachil de la serie. De momento, toca esperar.

Despido el post con una de mis canciones favoritas de las cuatro temporadas de la serie. Porque hay que reconocerle a “Nashville” que entre tanto autotune, a veces nos regalaba pequeñas joyas como esta en la que Juliette dejaba claras sus intenciones:


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