No puedo empezar a analizar una temporada de “Shameless” sin decir que he sido, soy y seguiré siendo fan de la serie hasta que termine. Sus personajes forman ya parte de mi historia seriéfila y eso es algo que por mucho que me guste o disguste una temporada concreta, no cambiará mi sensación de encontrarme ante una de mis series favoritas. Además si algo hay que reconocerle a la serie es que en ningún momento ha dejado de ser efectiva y entretenida, a pesar de que algunos críticos se empeñan en ignorarla o denostarla.
Dicho esto, no me queda más que reconocer que la recién terminada temporada ha sido cuanto menos, decepcionante. Pocos personajes nos han aportado algo diferente u otra perspectiva a lo que ya habíamos visto y a pesar de que detesto la idea de pensar que la serie debería ir echando el cierre, lo cierto es que si lo mejor que nos puede ofrecer es lo que hemos visto esta octava temporada, a lo mejor no es tan mala idea que nos vayamos despidiendo de los Gallagher. Pero como no quiero sentenciar sin desarrollar esta idea, voy a ir desgranando personaje por personaje las razones por las que estos nuevos capítulos me han dejado un sabor tan agridulce.
A partir de aquí, spoilers de esta octava temporada de “Shameless”.
La trama más potente esta octava temporada ha sido sin duda la de Lip. Su viaje de redención tras superar su alcoholismo se ha convertido en un revulsivo para un personaje que llevaba demasiadas temporadas cojeando del mismo pie, el de las relaciones sentimentales. Por eso, dejar de fondo su historia de amor-desamor con Sierra para centrarse en cómo el propio Lip descubre su propia personalidad sin estar bajo el efecto ni del alcohol ni de las sustancias estupefacientes. Y por eso, lo sucedido en el episodio final ha sido lo más coherente para el personaje. Esta temporada la historia no iba de cómo Lip encontraba el amor, sino de cómo se encontraba a sí mismo. Y para ello no podía acabar con Sierra.
Pasando a su hermano Ian, lo cierto es que nunca he sido yo muy fan de la relación entre este y Mickey, pero como bien dice el refranero español “no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde”. Y así ha sido en mi caso, ya que ahora es cuando me doy cuenta de lo potente que era la narrativa conjunta entre estos dos personajes y lo perdido que se ha quedado Ian desde que Mickey se ha ido. El pelirrojo no acaba de encontrar una trama a su altura y su reconversión esta octava temporada como “cristo gay” ha sido cuando menos, decepcionante. No ha servido de nada tampoco el intento de tensión sexual no resuelta con Trevor (Elliot Fletcher) ya que los guionistas decidieron olvidar que se habían pasado media temporada alimentándola para luego olvidarse completamente de ella.
Y esa es una sensación que he tenido con varios personajes, como que han tenido dos tramas, una en la primera y otra en la segunda mitad de la temporada. Como es el caso de Frank, cuya primera parte se centraba en cómo intentaba convertirse en un hombre útil para la sociedad (que no tanto para su familia) mientras que en los últimos capítulos se ha encontrado perdido entre viajes a Canadá y pensiones de jubilación. O parecido ha ocurrido también con el trío Veronica-Kevin-Svetlana que se han pasado media temporada enfrentados (la trama de la dominación de Kevin ha sido terrible) y la otra mitad buscando un octogenario multimillonario para Svetlana. ¿Cómo hemos pasado de uno a otro?
Tampoco ha resultado demasiado estimulante la trama de Fiona, cuyo inicio de temporada resultaba muy alentador al convertirse en propietaria y gerente de un edificio de viviendas en los que residen dos prometedores nuevos personajes como Nessa (Jessica Szohr) y su novia Melanie (Perrie Mattfeld). Al final ninguna de las dos ha aportado más allá de eso, ser las inquilinas de unos de los apartamentos de Fiona y se han quedado a medio gas respecto a lo que tenían y podían aportar. Dos personajes vacíos y genéricos sin trama ni desarrollo. Otra lástima teniendo en cuenta que el personaje de Fiona termina la temporada exactamente en la misma posición que la ha empezado.
Quién sí que parece haber salido de la casilla de salida es Carl, que en estos doce capítulos se ha enamorado, casado y ¿separado? para volver a la escuela militar. Su relación con Kassidi (Sammi Hanratty) ha sido uno de los ejes de la temporada y el salto de madurez del Carl ha sido notable al darse cuenta que del trapicheo de drogas se sale, pero de una relación tóxica no. También es cierto que el personaje de Kassidi se agotó tras su tercera aparición y ahora lo único que podemos rogar es que no aparezca de nuevo en la novena temporada ya que no tiene realmente nada que aportar a ninguno de los Gallagher.
Todo esto ha hecho que tenga la sensación de encontrarme ante una temporada descabezada, como demasiado improvisada o escrita con desgana. Inocua. No ha hecho daño a ninguno de sus personajes (ni al espectador), pero tampoco los ha beneficiado. Y es una lástima porque pocas series de televisión tienen unos personajes tan potentes y tan bien escritos como los de “Shameless”. Pero como si fuese un miembro más de la familia Gallagher, yo siempre estaré ahí, en los buenos y también en los malos momentos. Por cierto, ¿cuántas veces nos vamos a preguntar cada temporada si Ian se está tomando su medicación o no? ¿En serio no hay otra trama posible para un personaje con enfermedades mentales?
¡Ups! se me ha olvidado mencionar a Debbie, pero francamente, ahora mismo no recuerdo nada de lo sucedido con su personaje aparte de que ha perdido tres dedos de un pie.
Esta serie sigue siendo lo mejor de la tele aun en su temporada mas floja. Y Steve volvera algun dia!!
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