Ayer se producía el esperado regreso de una de las series más exitosas de la temporada pasada, “Mar de Plástico”. Y lo hizo con unos buenos datos de audiencia, un 17,8% de share y 2.824.000 espectadores, empatando con su rival más directo, “Mi Casa es la Tuya”. Había ganas de saber que pasaba en Campoamargo y a continuación, vamos a repasar lo que ocurrió anoche y lo que puede dar de sí esta temporada.
Si no has visto el arranque de anoche de “Mar de Plástico”, que sepas que hay spoilers. Un montón.
Retomábamos la historia justo en el mismo punto donde la habíamos dejado, con Salva paseando por el campo en bicicleta y encontrándose con el cadáver de Marta en un contenedor. Ese será el punto de partida de esta temporada. Y a partir de ahí vamos conociendo la situación de cada uno de los personajes de este pintoresco pueblo. Y es que hubo un testigo que vio como el asesino se deshacía del cadáver en el contenedor y no fue otra que una prima de Lola, la guardia civil. Esta, muerta de miedo regresa a la casa familiar y se encuentra a su primo Lolo, hermano de Lola, limpiándose las manos manchadas de sangre, por lo que no tarda en relacionar la muerte de Marta con su primo, pero temerosa de las represalias decide callarse y no decir nada. Ya sabemos que los guionistas no van a ser tan obvios como para introducirnos la identidad del asesino en el primer episodio pero, ¿qué estaba haciendo realmente Lolo?
Quizás la otra gran novedad de este primer episodio es el regreso de Pablo, el marido de Marta que supuestamente había muerto en Afganistán pero que resultó que había fingido su propia muerte para evitar la persecución de los talibanes y evitar así poner en peligro su familia. Y no sólo ha vuelto, sino que además ahora ocupa el puesto de jefe de equipo de la Guardia Civil de Campoamargo, con la que Héctor había trabajado hasta ahora intentando resolver el asesinato de Ainhoa. Este, por su parte, decidió, después de la resolución de la muerte de la joven, dejar atrás la localidad almeriense e irse a Marruecos, pero el reciente hallazgo del cadáver de su ex Marta, le obliga a volver y enfrentarse al marido de la que había sido su novia.
Por su parte, Juan Rueda, arruinado y con su hijo en la cárcel tiene que apañárselas para intentar recuperar todo el dinero que ha perdido con el fin de la red de trata de blancas con la que obtenía grandes sumas de dinero. Y para ello echa mano de un traficante, serbio, recién salido de prisión (la mafia serbia se une a la rusa y a la comunidad afroamericana en un pueblo con más nacionalidades que la ONU), para volver a poner de nuevo en marcha sus camiones con fines de dudosa legalidad.
Parece que en esta segunda temporada nos alejaremos de la red rusa de prostitución que centró gran parte de la trama en la primera. Y es que tras descubrir que el causante de la muerte de Ainhoa había sido Fernando, el propio hijo de Juan Rueda, esta segunda temporada nos ofrecerá una trama centrada en un asesino en serie que atemorizará a todo el pueblo. Alguna pista ya nos ha dejado este primer episodio con esas cartas anónimas que está recibiendo el pequeño de los Rueda en prisión y con la muerte de Barislav en la última escena del episodio. Habrá que ver si la serie aguanta el nivel que dejó la trama de la primera temporada y si este reseteo al que el equipo de guionistas están sometiendo a sus personajes realmente consigue atrapar al espectador o no.
Aparte de eso, la serie ha regresado con los mismos aciertos (y errores) de la primera temporada. En el lado menos positivo, la serie se empeña en seguir tirando de personajes estereotipados y actores empeñados en forzar hasta la extenuación unos diálogos y situaciones del todo inverosímiles (la pose de macho alfa de Héctor es de las que da risa cuando no es lo que pretende, aunque, para ser honestos, parece que en estos nuevos capítulos se ha relajado un poco).
En el lado positivo obviamente destaca esa ambientación, esa sensación de agobio y claustrofobia por el calor y ese ambiente de tensión que tanto destacaron en la primera temporada. Además, ha dado cierto protagonismo equilibrado a las tramas secundarias como la de la familia gitana o la relación de Pilar con sus padres divorciados, que sumado a la desaparición de los personajes realmente prescindibles como los de Lucas y Fara hace que la serie gane enteros. Y es que “Mar de Plástico” intenta ser algo más que una simple serie de investigación de un asesinato, sino que además de eso tiene la intención de mostrarnos un mundo no tan ficticio donde conviven múltiples etnias y nacionalidades con más desgracia que fortuna y que tienen todas ellas como denominador común la muerte.
La pregunta es ¿realmente lo consigue? Tenemos un buen puñado de episodios por delante para averiguarlo.
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