miércoles, 11 de septiembre de 2019

"POSE": entre la lucha y el underground

“Pose” es una de mis series de todas las que se pueden ver en televisión actualmente, eso ya lo sabéis todos los que os pasáis asiduamente por aquí por el blog. Y precisamente por eso no puedo dejar pasar la oportunidad de comentar lo que me ha parecido la recién terminada segunda temporada que se puede ver de manera completa en HBO España (la primera se puede ver no solo en HBO sino también en NETFLIX). Unos nuevos episodios que han venido a reforzar el potente mensaje que la serie transmite en dos aspectos fundamentales, la lucha contra la violencia y los estragos que el VIH estaba causando en el colectivo LGTB+.


Estos nuevos episodios arrancan con un salto temporal y nos trasladan a 1990, año marcado por el tremendo éxito de “Vogue” de Madonna, canción que tomaba como referencia directa el voguing, es decir, una serie de movimientos que se utilizaban en los ballrooms y que homenajeaban las poses de las modelos en las portadas de la revista Vogue, algo que la propia cantante reproducía en el videoclip de la canción. Pero más allá de la visibilidad que esta canción supuso en mayor o menor medida para un movimiento contracultural llevado a cabo por miembros de la sociedad ignorados hasta entonces, los protagonistas de “Pose” tienen otra preocupación mucho mayor, el VIH.


(A partir de aquí, cuidado, SPOILERS)

El SIDA está causando estragos en la sociedad y las autoridades parecen querer hacer poco para evitarlo, quizás porque los mayores afectados sean los miembros de un colectivo ignorado, repudiado y con un acceso bastante limitado no sólo a los métodos de prevención sino también a las rudimentarias y extremadamente caras medicinas que, por aquel entonces, paliaban los efectos de la enfermedad. Por eso, la rabia va creciendo en Pray Tell y Blanca, que no sólo tienen que lidiar con sus propias enfermedades, sino porque lentamente (o quizás no tan lentamente) se van despidiendo de muchos de los miembros de esa familia que han ido creando con el paso de los años en los ballrooms.


Por otro lado, nos encontramos con Angel, que está librando su propia lucha y que, tras dejar atrás definitivamente la prostitución, empieza a despuntar con su carrera de modelo. Una carrera que puede venirse abajo en cualquier momento como un castillo de naipes si se descubre su condición. Pero para ello cuenta con el inestimable apoyo de Papi, que se ha convertido en su particular ángel de la guarda tras lograr dejar atrás los tiempos de trapicheos en los muelles. Por su parte, el otro miembro de la casa Evangelista, Damon, sigue su particular tira y afloja sentimental con Ricky mientras ambos intentan labrarse un camino profesional como bailarines profesionales fuera de los ballrooms. Unos luchan por lograr sus sueños, otros por sobrevivir. La lucha, una constante en la serie.

“Pose” ha hecho en esta segunda temporada una combinación perfecta entre momentos emotivos, trágicos y duros y otros más deliberadamente ligeros, que además ayudan a conocer y empatizar con unos personajes que siguen siendo el punto fuerte de la serie. Es imposible no considerar a Blanca como la mejor persona viva de este universo, del mismo modo que deseamos con todas nuestras fuerzas que Angel logre su meta de convertirse en una modelo famosa. Incluso estos nuevos capítulos nos ha ayudado a conocer un poco más a la dulce Mimi y también a descubrir el lado más humano de una Elektra que si bien ya adorábamos desde el minuto uno, ahora amamos (y comprendemos) un poquito más.


A todo ello han contribuido, bajo mi punto de vista, dos episodios fundamentales en esta temporada. Por un lado el cuarto, el de la despedida de Candy, no sólo por despedirnos del personaje en sí, sino también por lo que su adiós representa: toda esa violencia, represión e injusticia que el colectivo trans ha vivido y, por desgracia, sigue viviendo hoy en día. Y por el otro, el noveno, en el que las chicas se van de escapada a la casa que uno de los clientes de Elektra, ahora reconvertida en dominatrix, tiene en la playa. Un soplo de aire fresco ver un episodio donde la sororidad y la amistad entre esas cuatro mujeres son la clave y en el que Blanca por fin encuentra un chico que la hace sonreír. Una ligereza y un buen rollo que hacen el contraste perfecto con el drama de episodios anteriores y que constituyen esa equilibrada balanza que antes mencionaba.

Seguiremos hablando mucho de “Pose” durante los próximos meses, no sólo porque ya está confirmada una tercera temporada sino también porque la serie parte con seis nominaciones en el próxima edición de los EMMYs, donde está nominada entre otras candidaturas, a mejor serie dramática y a mejor actor principal para Billy Porter. Eso sí, aunque me haga feliz este reconocimiento, no puedo evitar sentir un poco de rabia al ver fuera de las nominaciones a MJ Rodriguez. Parece ser que los EMMYs quieren ir de modernos pero no tanto como para nominar a una actriz transexual en la categoría principal.

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