Hay varios elementos que hacen de “Fargo” una serie única e inconfundible. El primero de ellos es obviamente la nieve. Otro es la sangre, el tercero es su humor negro y podríamos decir que un cuarto elemento son sus personajes, o mejor dicho los peculiares caracteres y personalidades de sus protagonistas. Esta pasada semana se estrenó la tercera temporada de la serie antológica creada por Noah Hawley (que acaba de echar el cierre a la primera temporada de otra de sus series, “Legión”) y ya en su primer episodio podemos decir que cumple estos elementos al dedillo. Sí, “Fargo” ha vuelto, y lo ha hecho más “Fargo” que nunca.
Esta recién estrenada tercera temporada, que como todos sabemos, cuenta una historia diferente a lo que vimos en las dos anteriores, se sitúa en el año 2010 (las historia de las dos primeras se situó en 2006 y 1979 respectivamente). Y toma como eje principal para desarrollar la trama la rivalidad entre dos hermanos, los Stussy (ambos interpretados maravillosamente por Ewan McGregor). Uno de ellos, Emmit, es un empresario rico y exitoso mientras que el otro, Ray, es un simple agente de condicional bastante perdedor y pringao. La rivalidad entre ambos hace que uno de ellos, Ray, decida vengarse de su hermano al creer que este le estafó quedándose con algo que le pertenecía (o que al menos pertenecía a ambos).
Y como pasa siempre en “Fargo”, las cosas nunca salen como sus protagonistas tienen pensado, por lo que cuando Ray le encarga a un matón de poca monta recién salido de la cárcel (Scoot McNairy, el Gordon Clark de “Halt & Catch Fire”) que se haga con un sello de incalculable valor que su hermano tiene colgado en el despacho de su casa, a cambio de falsear uno de sus test de drogas, todo empieza a torcerse de una manera tan cómica para el espectador como trágica para sus protagonistas. A partir de ahí iremos viendo cómo uno de los hermanos intentará por todos los medios que nadie sepa ni sus planes ni lo que finalmente ocurrió mientras que el otro, al que creíamos exitoso, empezará a no serlo tanto al tener problemas con un prestamista que le sacó de un apuro económico un año atrás. La trama para los próximos nueve episodios está servida.
Pero dejando claro que la estrella de esta tercera temporada es Ewan McGregor con un doble papel tan jugoso que haría las delicias de cualquier estrella interpretativa, hay un par de actrices cuya presencia en pantalla puede llegar a eclipsar a su protagonista. Al menos por lo que hemos visto en este primer episodio. Una de ellas es Mary Elizabeth Winstead, de la que nos enamoramos primero viéndola sufrir en “10 Cloverfield Lane” y posteriormente en la primera (y única) temporada de esa pequeña joya llamada “Braindead”. Aquí, Winstead interpreta a Nikki Swango, novia de Ray, también recién salida de la cárcel y con una tendencia al juego algo exacerbada. Un papel con el que Winstead brilla y que parece hecho a su justa medida (si es que hay algo que no parezca hecho a medida de esta maravilla de actriz).
La otra gran protagonista de la temporada es Carrie Coon, que después de enamorar a medio mundo con sus interpretaciones en “The Leftovers” y “Perdida”, hace aquí el papel de Gloria Burgle, una agente de policía (ay, que sería de “Fargo” sin su mujeres policía) recién divorciada y con un hijo en plena adolescencia cuyo destino se cruzará irremediablemente al de los hermanos Stussy. A estos intérpretes se les unen además, David Thewlis (el profesor Lupin de “Harry Potter”), Michael Stuhlbarg (“Boardwalk Empire” y más recientemente en “La Llegada”), y un buen puñado de intérpretes más. Sabemos que si por algo destaca “Fargo” es por la dirección de actores, por lo que nuestra confianza, de antemano, ya la tienen ganada.
Y como decía al principio del post, Noah Hawley, que además se pone detrás de las cámaras en este primer episodio, ha vuelto a reunir todos los elementos que hicieron un éxito, primero de la película y posteriormente de las dos primeras temporadas de la serie: tiene unos buenos personajes que despiertan en nosotros una mezcla de sentimientos que va de lo adorable a lo patético; tiene una trama que de primeras, engancha; tiene la indudable atmósfera “Fargo” y además los guionistas han prometido más sangre que nunca ¿Que más se puede pedir?
Y todo ello lo hace además de una manera magistral, mostrándonos lo que más nos gusta de la serie, pero con una historia y un contexto completamente diferentes. Lo que sí que no cambia, afortunadamente, es ese tema de la banda sonora que pone los pelos de punta en el inicio de este primer episodio. Todo un clásico que no debe faltar. Hace unos días, la web de la revista GQ publicaba un artículo titulado ¿Es “Fargo” el mejor remake de la televisión”? (que puedes leer pinchando aquí). Personalmente, creo que la respuesta está bastante clara. “Fargo”, más Fargo que nunca.
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