La primera temporada de “Quantico” terminó este pasado domingo en Estados Unidos (aquí en España lo hará dentro de poco más de un mes) y todas las dudas que se nos habían sido planteadas durante los anteriores 21 capítulos fueron finalmente resueltas. ¿Quién era el traidor dentro de la academia de Quantico? ¿Cuáles fueron sus motivaciones? ¿Cómo puso la bomba mortal en la estación de Grand Central? ¿Actuó sólo o lo hizo acompañado? Estas preguntas y muchas más encuentran su respuesta en el vigésimo segundo y último episodio de la temporada titulado “Yes”.
(A partir de aquí spoilers del final de temporada de “Quantico”)
Ya habíamos visto al final del anterior capítulo que quien se encontraba detrás de las bombas y de todo lo sucedido en la temporada era el propio Liam que tenía un plan perfecto para acabar con el FBI desde dentro. Y el capítulo empezó explicando cómo llevó a cabo su plan. Cómo fijó su atención en Alex después de que Miranda le ofreciese unirse a ella en el FBI. Cómo chantajeó a Elias. Cómo dejó a Alex sobre los escombros del atentado para hacerla parecer culpable. Pero los novatos aún no sabían la verdad sobre Liam ya que este se encargó de hacer parecer culpable a Miranda (a la que no han podido pasarle más cosas esta temporada). Alex, que puede ser una novata, pero tiene un instinto que ni Colombo, empieza a sospechar que ella no es la verdadera culpable ya que no tiene motivo aparente para cometer tales atrocidades. Sus sospechas se confirman cuando Simon y Shelby descubren que las llamadas que recibía de Alex no podían ser de Miranda pero sí de algún alto cargo del equipo. Por lo tanto, todas las sospechas recaen sobre Liam que parece además haber desaparecido.
No tardan en descubrir que Liam planea atentar contra la graduación que se está produciendo en esos momentos en Quantico. Allí se encuentran maniatados Ryan y Miranda y después de recorrer los dormitorios del edificio encuentran por fin a Liam. Aniquilado este, la labor ahora es deshacerse de la bomba nuclear que Liam pensaba hacer explotar. Y en medio de una discusión entre el grupo, Simon decide fugarse con la bomba para hacerla estallar bajo el agua. Al fin y al cabo era él quien la había diseñado. Al teléfono mientras él conduce el coche con la bomba que va a acabar con su vida, Alex y Raina (frustrada historia de amor) se despiden del que ha sido su compañero y amigo (y enemigo en incontables ocasiones). Ya en el funeral de Simon, Alex, que ya está fuera del FBI, decide mantener una conversación con la vicepresidenta Claire Haas en la que le cuenta sus sospechas de que ella se encuentra detrás de todo y que junto con Liam había tramado un plan en el que Claire conseguiría la vicepresidencia y él limpiar el FBI y empezar la organización de cero y a su manera. Ella, como la infanta, ni confirma ni desmiente. Al final, cuando Alex tiene ya organizado el viaje con Ryan que no pudieron hacer tras su graduación, a Alex recibe de mano del mismísimo Conrad Grayson de “Revenge” (el actor Henry Czerny) un puesto en la CIA. ¿Aceptará?
Sorprendentemente, este episodio final ha sido uno de los más sólidos de la temporada. Y es que han sabido darle un cierre ciertamente lógico a las tramas que han ido abriendo a lo largo de los episodios. De una manera bastante verosímil (digo bastante porque hay que tener en cuenta el tipo de producto ante el que nos encontramos) han conseguido dejar al espectador satisfecho con la resolución y con el “villano” que durante tanto tiempo había permanecido oculto.
Esta segunda parte de la temporada emitida tras el parón navideño tuvo muchos momentos en los que resultaba imposible saber en qué punto se encontraba cada personaje (nunca entenderé el personaje de Eliza Coupe haciendo de ex mujer de Ryan) provocando pereza y hastío en el espectador. Además, muchos de los nuevos reclutas que se incorporaron a mitad de temporada no tuvieron ningún papel relevante más allá de hacer de falsos culpables al final de cada episodio. Pero dejando de lado estos momentos, la serie nunca ha dejado de funcionar. Y es que todos los espectadores somos conscientes del tipo de serie que es “Quantico”. Una serie de consumo fácil, con interpretaciones justitas, tramas locas con giros de guión aún más locos. Pero con una virtud que es muy de agradecer y es que ellos mismos son conscientes del tipo de producto que nos ofrecen. No nos venden la moto de que estamos ante una obra maestra. Esto es entretenimiento. Es un guilty pleasure. Y tomándolo como tal, la serie ha funcionado perfectamente durante todos y cada uno de los 22 episodios.
La segunda temporada ya está en plena pre-producción; empezará a rodarse en julio y trasladará su rodaje de Montreal a Nueva York para aprovechar las ventajas fiscales que la ciudad estadounidense ofrece. ¿Habrá aceptado finalmente Alex el ofrecimiento de formar parte de la CIA? ¿Todos los personajes que están muertos están verdaderamente muertos o habrá algún comeback inesperado teniendo en cuenta que no hemos visto ningún cadáver? ¿Cuáles de los compañeros en Quantico de Alex formarán parte de la segunda temporada? ¿Se convertirá la ahora vicepresidenta Haas en el enemigo a batir en los nuevos episodios? Demasiadas preguntas y demasiado tiempo para especular y elaborar teorías.
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