"VICTORIA": historia de una monarca

Echando hace unos días un vistazo al archivo del blog caí en la cuenta que nunca había hablado de “Victoria”, la serie histórica de la británica ITV centrada en la monarca del mismo nombre, y aprovechando que Movistar tiene en su catálogo las tres temporadas de las que de momento consta la serie, creo que es el momento perfecto para recomendar esta producción británica que tantos buenos momentos me ha dado hasta ahora (y que espero que me siga dando a pesar de que aún está por confirmar la cuarta temporada).

Creada por la productora y guionista británica Daisy Goodwin, “Victoria” relata los primeros años de la Reina Victoria del Reino Unido, destacando momentos como su ascenso al trono a la temprana edad de 18 años, sus primeras medidas como monarca, su matrimonio con su primo, el Príncipe Alberto de Alemania o el nacimiento de alguno de sus nueve hijos. La serie equilibra la balanza entre esos momentos que aparecen en los libros de historia y las andanzas personales de la monarca, su familia y los miembros de la corte. 

Así, la primera temporada se centra en ese temprano ascenso al trono, sus primeros años de reinado, su enamoramiento del Príncipe Alberto y su estrecha relación con uno de sus consejeros, Lord Melbourne, culminando con el nacimiento de su primer hijo, la princesa Victoria. En la segunda, Victoria tiene que hacer frente a la hambruna que asoló Irlanda a mediados del siglo XIX y la crisis entre su país y Afganistán que derivó en guerra. Todo ello mientras atiende sus deberes en el terreno personal. Y en la tercera y última (por ahora) temporada, la monarca atraviesa serias dificultades en su matrimonio debido a la incomodidad de un marido a la sombra de una figura tan importante. 

Pero lo importante (o lo más entretenido) de “Victoria” no es esa recreación de los hechos históricos que se puede encontrar en la Wikipedia, ya que además de todo esto, la serie nos muestra múltiples tramas secundarias protagonizadas por personajes secundarios de la realeza o miembros de la corte. Rivalidades entre hermanastras, primeros ministros que sobrepasan los límites de sus funciones, relaciones homosexuales entre empleados del palacio de Buckingham, historias de amor entre duquesas y miembros de la corte. Todo un sinfín de tramas y subtramas que, en algunos casos reales y en otros fruto de las exigencias del guion, se convierten en el mayor de los alicientes.

Pero hay dos elementos que juegan en contra de la propia serie, y es que al explicar el argumento de “Victoria” es imposible que se nos vengan a la mente dos de las series más famosas de los últimos tiempos. Por un lado “The Crown”, la serie de que narra la vida de, precisamente, su tataranieta Isabel II. Y por otro, “Downton Abbey”, por esa maravillosa capacidad que tiene esta serie creada por Julian Fellowes para retratar la vida y convivencia entre miembros de distintas clases. Pero realmente compararlas es injusto. La producción de Netflix tiene uno de los presupuestos más elevados de la historia de la televisión y se puede considerar la mejor producción histórica que se emite actualmente. Y “Downton Abbey” acumuló a lo largo de sus seis temporadas decenas de nominaciones, premios y reconocimientos.

Esta, en cambio, es una producción mucho más modesta, y por qué no decirlo mucho menos ambiciosa, pero eso no le resta valor como producto de entretenimiento televisivo. Al contrario de las dos series antes mencionadas, “Victoria” se centra deliberadamente más en la figura personal de la reina que en su reinado en sí. Nos muestra sus debilidades y fallos en sus primeras decisiones en el poder, su enamoramiento del Príncipe Alberto (una historia de amor de las de verdad, no basada únicamente en intereses políticos) y su proceso hasta convertirse en una de las figuras más queridas para el pueblo británico. Y a todo ello ayuda la interpretación de Jenna Coleman, una de las actrices británicas jóvenes más destacadas tras su papel como ayudante de “Doctor Who”.

Y de una manera menos obvia y más inteligente, “Victoria” también nos muestra la perspectiva de que por aquel entonces, el pensamiento político era considerado cosa de hombres (tampoco es que ahora la cosa haya cambiado mucho). Cada una de las decisiones, planteamientos u opiniones que presenta la figura de la reina son puestos en entredicho, llegando incluso en ocasiones a poner en duda su capacidad de reinado por el simple hecho de haber dado a luz en repetidas ocasiones. A eso tampoco ayuda la figura de un marido incómodo con su papel de segundón o un primer ministro también incómodo con el hecho de tratar determinados temas con una mujer, por muy reina que sea. 

En cualquier caso, bien sea por su recreación de una figura histórica o bien por su relato de intrigas y romances palaciegos, “Victoria” es una serie solvente, entretenida, divertida y con unas buenas interpretaciones, que ya es mucho en los tiempos que corren.