lunes, 20 de febrero de 2017

Drew Barrymore nos pone a dieta en `SANTA CLARITA DIET´

Como os dije en el primer post del año en el que analizaba las principales novedades de estos primeros meses de 2017, durante las próximas semanas nos vamos a encontrar un buen puñado de proyectos en los que grandes estrellas de Hollywood dan el salto a la pequeña pantalla atraídos por el óptimo momento de salud del que goza la que hasta hace poco era considerada la hermana pequeña del cine. Y si bien anoche mismo se estrenó en Estados Unidos `Big Little Lies´ con Nicole Kidman, Reese Witherspoon y Shailene Woodley (de la que espero hablaros lo antes posible), hoy os voy a comentar un estreno de hace un par de semanas protagonizado por otra estrella, Drew Barrymore. Se trata de `Santa Clarita Diet´ y los diez episodios de su primera temporada se pueden ver en NETFLIX desde el pasado 3 de febrero.


Cuando NETFLIX dio sus primeras pistas sobre `Santa Clarita Diet´ no sabíamos más que la serie se centraría en la vida de un matrimonio de agentes inmobiliarios que viven en un aburrido y monótono barrio residencial de las afueras de una ciudad cualquiera de Estados Unidos. Y a muchos se nos vino a la cabeza una especie de `Mujeres Desesperadas´ de baratillo. Nada más lejos de la realidad porque pocos días antes de su estreno nos encontramos con un tráiler (que podéis ver aquí) bastante escatológico y sangriento que nada tenía que ver con la idea que teníamos previamente en el que entre otras cosas podíamos ver a Drew Barrymore comiéndose un brazo humano como si de una pierna de cordero se tratase.


Y es que Sheila Hammond, el personaje interpretado por Drew Barrymore, lleva una vida aburrida dedicada a la venta de mansiones de lujo junto a  su marido Joel (interpretado por un sobreactuadísimo Timothy Olyphant) y su hija Abby (la hasta ahora casi desconocida Liv Hewson) hasta que una buena mañana se despierta dándose cuenta que su corazón ha dejado de latir y con unas ganas enormes de comer carne cruda. Gracias a la ayuda del hijo del vecino, Eric (un estupendo Skyler Gisondo convertido en robaescenas en cada una de sus apariciones), que vive secretamente enamorado de Abby, descubren que Sheila se ha convertido en una zombi no-muerta. A partir de entonces iremos viendo como la protagonista va aceptando poco a poco su nuevo estado, y ya os digo que lo acepta mucho mejor que su propia familia. 


Pero su mayor dilema no radica en la aceptación de sus nuevas circunstancias vitales, sino en encontrar carne humana con la que poder alimentar a la matriarca y así evitar la necesidad de que esta se abalance sobre cualquier vecino o familiar. Para ello toman dos decisiones: la primera es no matar a no ser que sea estrictamente necesario y la segunda, que cuando no quede más remedio, la víctima sea alguien que se lo merezca (con todas las dudas morales que eso supone). Además, deberán investigar si su estado es reversible o si la cosa pasa a ser permanente. Todo ello mientras siguen enseñando chalets y cocinando galletitas para los potenciales clientes.

En punto fuerte de `Santa Clarita Diet´ radica en la idea de darle una vuelta de tuerca al género de las series de zombies. Si bien ya tenemos otros proyectos como `iZombie´ que ya nos ofrecen una perspectiva de los no muertos alejada de lo que generalmente vemos en series como `The Walking Dead´ o su hermana pequeña `Fear the Walking Dead´, aquí es donde se aprecia un cambio de género más contundente al darle un tono de comedia de situación. Es como si juntásemos la parte más anodina de la ya mencionada `Mujeres Desesperadas´ con el humor más blanco del protagonista de la infravalorada `Z Nation´.


Y si bien es cierto que se agradece esta bizarra combinación, lo cierto es que el resultado se queda un poco a medias y no acaba de explotar del todo ni su carácter irreverente ni su tono cómico. Era fácil poder haberle añadido más mordacidad al tratarse de una serie para una plataforma como NETFLIX donde podían haber sido mucho más incisivos. Pero lo cierto es que salvo pequeños momentos de gracia (muchos de ellos de la mano del personaje de Olyphant, que con su histrionismo llega a arrancar un buen puñado de carcajadas), no puedo evitar tener la sensación de que al final la serie se ha quedado un poco inocua. En ningún momento deja de ser entretenida, eso sí, pero la sensación de se le podía haber sacado mucho más provecho. Aunque en mi caso, también he de reconocer que a Drew Barrymore se lo consiento todo, francamente.

Por cierto, ojalá NETFLIX cree una serie en la que dos de sus estrellas, Winona Ryder y Timothy Olyphant puedan dar rienda suelta a su sobreactuación y sus múltiples tics interpretativos. Eso sí que sería un duelo en toda regla y no un Madrid-Barça.

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