Hay determinadas profesiones que
siempre tienen cabida en televisión. Por ejemplo, los abogados. Siempre hemos
tenido en emisión alguna serie de abogados: “La Ley de los Ángeles” a finales
de la década de los 80; “Ally McBeal” en los 90, “El abogado” y su spin off
“Boston Legal” a principios de este siglo y más recientemente series como “How
to get away with murder” o la obra maestra de “The Good Wife”. Y algo parecido
sucede con los dramas médicos ya que en las tres últimas décadas hemos visto
pasar por nuestros televisores series como “Doctor en Alaska”, “Urgencias”,
“House”, “Nurse Jackie” o la sempiterna “Anatomía de Grey”. Pero de entre todos
los que se emiten en la actualidad, vamos a dejar de lado la veterana Meredith
Grey y otras propuestas populares como “Chicago Med” para centrarnos en una que
acaba de finalizar temporada y otra recién estrenada: “Code Black” y “Chicago
Med”.
Si pudiésemos clasificar las
series médicas en dos categorías, estas serían “series sobre casos médicos con
tramas personales y sentimentales de sus protagonistas de fondo” (como lo fue
“Urgencias” en su momento) y “series sobre tramas personales y sentimentales
que transcurren en hospitales” (como lo es “Anatomía de Grey”). Y “Code Black”
es un claro ejemplo de lo primero. Es un drama médico sobre las Urgencias del
Angels Memorial de la ciudad de Los Ángeles, un hospital con una afluencia de
pacientes sustancialmente superior al resto (algo que la cabecera nos recuerda
en todos y cada uno de los capítulos). Y ahí es donde empiezan a trabajar
cuatro nuevos residentes bajo la atenta supervisión de la doctora Leanne Rorish
(maravillosa como siempre Marcia Gay Harden).
Con “Code Black” volvemos a
meternos de lleno en el frenesí de una sala de urgencias con sus casos a cada
cual más inverosímil, sus colapsos, sus huelgas de enfermeros o las típicas
tramas románticas de residente que se lía con su jefe o triángulos amorosos
predestinados al fracaso. Contado con un estilo casi documental (no obstante
está basado en uno) en el que la cámara se cuela en cada uno de los pacientes,
cada una de las intervenciones y cada una de las inevitables luchas de egos
entre los futuros médicos. Un procedimental, por tanto, con escasas tramas que
perduran a lo largo de los episodios (quizás únicamente las sentimentales) y
que en realidad, no nos plantea nada nuevo que no hayamos visto antes. Pero aun
así consigue un par de cosas que no todas logran y son: no resultar repetitiva
como le sucedió a “House” a partir del tercer capítulo y ser entretenida, algo
que parece que olvidamos actualmente a la hora de sentarnos a ver la tele.
La primera temporada de 18
capítulos terminó el pasado 24 de febrero con la duda acerca de la renovación
cerniendo sobre su cabeza. Y es que a pesar de que Les Moonves, director
ejecutivo del canal CBS, afirmó hace unas semanas la intención de renovar sus
cinco estrenos de esta temporada (entre los que además de “Code Black” se
encuentra “Supergirl”, “Limitless” y “Life in Pieces”), la confirmación oficial
aún no ha llegado. Y es que sus audiencias son más bien justas, pero si algo
hemos aprendido esta temporada es que no todo son los datos de audiencia. Yo
particularmente, espero su renovación.
Y volviendo a utilizar la
clasificación antes mencionada, “Heartbeat” sería un claro ejemplo de “serie
sobre tramas personales y sentimentales que transcurren en el trasfondo de un
hospital”. Hasta tal punto que por muchos críticos ha sido calificada como la
nueva “Anatomía de Grey” (como si a esta no le quedasen 35 o 40 temporadas más
en las que maltratar al personaje de Meredith). Aquí tenemos a Melissa George,
a la que hemos visto en “Alias” o “The Good Wife” interpretando a Alex
Panttiere, una prestigiosa cirujana especializada en trasplantes de corazón con
ciertas dificultades para compaginar su vida personal y profesional. Esta
protagonista impulsiva, malhumorada, malhablada y con ciertos problemas para
controlar su carácter tiene en su entorno a un ex marido homosexual y estrella
del rock, dos hijos en plena adolescencia, un novio que desea dar un paso
adelante y formalizar su relación yéndose a vivir con ella y un ex “algo” que
regresa a trabajar a su mismo hospital después de varios años sin saber nada el uno
del otro. Con esta descripción planteada en el primer episodio podemos hacernos
a la idea de que las tramas sentimentales de la protagonista pesarán más que
aquellas centradas en su entorno laboral.
El lastre aquí es que a pesar del
buen ritmo del Piloto y a pesar del guiño a “Urgencias” con la mención a George
Clooney, hay cosas que chirrían como el forzado (por no decir “raruno”) toque
cómico que se le pretende dar al personaje protagonista y a alguno de sus
secundarios, o la aparente excesiva
ligereza general del producto. Algo que esperemos vayan solucionando a lo largo
de los episodios con tramas como la de la hermana de Alex. Esta primera
temporada contará con sólo 10 episodios debido al embarazo de la actriz
protagonista y se ha estrenado con unas audiencias algo discretas (1.4 en las
demos del primer capítulo y 0.9 las del segundo emitido al día siguiente).
Veremos como evoluciona.
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