“Life in pieces” es una serie que estrenó su primera temporada hace unas semanas en la CBS y a la que instantáneamente etiquetamos como la nueva “Modern Family”. Bien es cierto que ser considerada como tal no puede ser más halagador teniendo en cuenta que los Dunphy, Pritchett y compañía acaban de regresar a la pantalla con su séptima temporada y con una salud que ya quisiesen muchas otras comedias después de tantos años. Pero, ¿es justo esa comparación para cada una de las dos series?, ¿no puede resultar contraproducente para “Life in Pieces” ser comparada con una serie tan respetada y valorada tanto por la crítica como por el público?Y al contrario ¿no puede ser injusto que una recién llegada (y con aún poco “rodaje”) sea etiquetada como la sucesora de una “Modern Family” a la que muchos se empeñan en pasar a un segundo plano?
El Piloto es correcto, sin más. En algunos momentos se ve todo un poco forzado y ligeramante caricaturesco y artificial. Los gags son los que habíamos visto en el tráiler, ni uno más. Pero todos sabemos que una buena comedia necesita varios episodios para encontrar su sitio y es que donde realmente empieza a hacerse interesante la historia de esta familia es a partir del segundo capítulo. Los personajes resultan más carismáticos y a los actores se les nota más a gusto y menos forzados que en el primero. Todo más natural y más orgánico. Y además esta comedia cuenta con la gran ventaja de que si alguno de los gags resulta fallido o poco divertido, solo hay que esperar cuatro o cinco minutos para volver a darles otra oportunidad.
Es decir, “Life in Pieces” tiene una muy buena materia prima y óptimas posibilidades de convertirse en uno de los estrenos en comedia más firmes de esta temporada mientras que “Modern Family” goza del carisma, la veteranía y la comodidad que da la experiencia. Resumiendo, ¿por qué comparar? ¿y por qué elegir?
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